CARLOS CANDIANO (YPF)
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¿Cómo vivieron la pandemia desde su rol financiador/prestador?

Esto responde a la famosa teoría de Nassim Taleb del Cisne Negro. Es un hecho inesperado que tiene un impacto económico y operativo, que por supuesto como actores del sistema genera un impacto por debajo de la línea de flotación.

La realidad es que puso a prueba la capacidad de respuesta de las estructuras. En el caso de los financiadores, de cómo hacíamos frente a una situación de demanda no habitual. Y cómo de alguna manera nuestra estructura tenía esa elasticidad o no la tenía como para responder a este nuevo escenario.

Me parece que también como financiadores tuvimos una mirada mucho más integral y global, considerando también el impacto dentro del sistema en los prestadores, habida cuenta que había medidas de aislamiento que claramente todos podíamos visualizar la reducción en los niveles de ocupación o el aumento en la capacidad ociosa que iban a tener.

Nuestra posición fue acompañar a los prestadores sosteniendo los ingresos de nuestro prestador y asumiendo los pagos promedio de las prestaciones que veníamos teniendo históricamente para sostener operativamente el servicio.

Posteriormente armamos toda la estructura de gestión con dos tableros de gestión y de comando como para poder ir monitoreando las nuevas variables, viendo qué impacto tenían en la salud de nuestra población y también el impacto económico en nuestra empresa.

En ese sentido, armamos un comité específico ad hoc integrado por un equipo multidisciplinario intentando mitigar el riesgo y el impacto de la situación sanitaria en el negocio.

Esta situación de pandemia nos generó dos escenarios estratégicos y nos llevó a realizar planificaciones, en el corto plazo vinculado a cómo financiábamos este nuevo escenario e instrumentar de esa manera gestiones y estrategias para conseguir fondos y poder financiar esta nueva realidad.

En segundo lugar nos permitió tener una mirada de largo plazo. Empezamos a ver el escenario post-pandemia, y estimar y planificar en función de esa realidad.

 

¿Cómo prevén que será 2022?

Creo que el escenario 2022 en primer lugar nos interpela a pensar sobre lo que hemos aprendido en esta situación de pandemia y cómo ha impactado en el negocio.

Ya no cabe tener una mirada de corto plazo. Creo que todos entendimos que el corto plazo realmente nos compromete en el futuro. Lo único que nos permite es resolver coyuntural y paliativamente. Pero rápidamente la realidad del largo plazo nos pasa por encima, sobre todo en función del crecimiento de los costos y los gastos prestacionales.

Creo que la primera lección es que el trabajo tiene que tener un foco en el corto plazo pero siempre con una mirada bien definida en el largo plazo.

En segundo lugar entendimos todos que la solución al sector tiene que darse desde un escenario integral, integrado, donde cada uno desde su espacio propicie todas las acciones para generar el menor nivel de fragmentación, y si es posible contribuir a la integración del sistema.

En tercer lugar hemos aprendido todos que no da espacio a trasladar los costos de ineficiencias y trasladar los costos unos a otros. Esto no resuelve la ecuación global. Acá no es en detrimento de un prestador o del financiador. Debe ser en beneficio del sistema. Y eso lo hemos aprendido después de varias disputas que se han dado entre financiadores y prestadores como si trabajáramos en planos distintos. Se debe buscar una solución integral.

 

¿Qué reformas consideran necesarias para la futura sostenibilidad del sistema de salud?

Primero, vuelvo a insistir en la mirada de largo plazo. Segundo, la definición de políticas de Estado respecto del rol del sistema de Salud dentro de nuestro país. Su grado de intervención, con qué modalidad, con qué estrategia y oportunidad. Pienso un Estado subsidiario fomentando y complementando la iniciativa privada, que ha desempeñado en las últimas décadas un rol fundamental en la accesibilidad al sistema de Salud en nuestra población. Y ha fomentado también un gran desarrollo del recurso humano tanto en capacitación como en el acceso y disposición de las nuevas terapias y tecnologías para la población.

Creo que el sector privado junto con el Estado pueden lograr esa capilaridad necesaria como para que realmente el sistema sanitario permita una mejor accesibilidad.

 Es fundamental el rol de la telemedicina y todas las herramientas de tecnología aplicadas a la salud para facilitar accesibilidad y garantizar la atención en lugares donde hoy no tenemos acceso. La tecnología permite mejorar la atención de salud y gestionar de una manera más eficiente el gasto en salud.

El sector público y privado deben trabajar internamente los problemas de fragmentación que tienen dentro de sus espacios. Empezaría por la fragmentación que hoy manifiesta el sector público para después sentarnos a una mesa multidisciplinaria para generar desde una política de Estado una estrategia coherente que haga a la sostenibilidad del sistema.

Es fundamental, además, una Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias con capacidad de respuesta, con opinión vinculante, que no solo considere la racionalidad, sino también la equidad al momento de la incorporación de una nueva tecnología a la cobertura de Salud. No debería autorizarse ningún tratamiento que no fuera accesible a todos y que no tenga aprobación de costo-efectividad.

Una nueva tecnología debería tener como objetivo la eficientización de un proceso y la disminución del costo operativo. No sucede así en el sistema de salud y tampoco sucede que esas nuevas tecnologías tengan la contrapartida de financiamiento adecuada.

 

¿Cómo debería adaptarse el sector de las prepagas a los desafíos que trae la post-pandemia?

Creo que hay que trabajar dentro del sector privado para lograr el mayor nivel de integración posible; trabajar de manera integrada con los prestadores de servicios; establecer precios de prestaciones (hay una gran dispersión de acuerdo al tipo de prestador, hay prestadores de igual calidad que ofrecen módulos que tienen variación promedio del 50%). Creo que ahí hay un espacio para trabajar.

Debe haber un trabajo sobre la gestión integrada de costos. Nos referimos a lograr en el rubro de medicamentos las mejores condiciones para los medicamentos ambulatorios y trabajar en el alto costo en dos líneas: la compra integrada, centralizada, buscando el beneficio de la escala, y trabajar con la industria farmacéutica en el desarrollo del modelo de riesgo compartido en el alto costo.

Por otro lado, tenemos que trabajar sobre los niveles de utilización. Buscar un mecanismo natural de regulación del consumo, entendiendo que el consumo excesivo “a la carta” tampoco trae beneficios para el paciente, pero sí trae un gran deterioro al sistema.

Aquí hay un desafío para trabajar con los médicos de las redes en un nuevo modelo prestacional.

Otra de las líneas es trabajar y gestionar políticamente con todos los organismos, haciendo ver y concientizando a los responsables de las decisiones, que es necesario contar con normativas adecuadas después de 10 años de sancionada la Ley de Medicina Prepaga, que en un nuevo contexto permita darle sustentabilidad al sistema.

Esa ley ha generado un gran deterioro del sistema y amerita en este momento una redefinición donde sin que el usuario pierda derechos, se haga en un contexto donde las mismas empresas que tienen que dar el servicio puedan sostenerlo en el tiempo.

 

¿Cómo observan las potencialidades de CEMPRA como herramienta política e institucional?

 Dentro de CEMPRA estamos nucleadas un montón de instituciones y entidades de Salud que denomino las PYMES en Salud. Tienen que tener un tratamiento diferencial al resto porque asumimos realidades diferentes de acuerdo a la escala de nuestra actividad y por otro lado tenemos un rol social fundamental en los espacios en los cuales interactuamos.

Eso debe ser preservado incluso para mantener un equilibrio de mercado.

Considero que CEMPRA debe manifestar en los distintos espacios esta posición, el rol de las pymes en salud, no solamente en cuanto a la necesidad de sostenerlas, sino también en cuanto a su rol social, la importancia que tienen dentro de la comunidad.

Pertenecer a CEMPRA implica un espacio de camaradería, de intercambio de personas excelentes, con gran contenido profesional y humano, que traen a la mesa distintas realidades del sector privado de la Salud y de los problemas de salud en sus distintas regiones. Es un espacio federal, que representa la realidad de lo más profundo de nuestro país y que tiene un gran objetivo, que la distingue del resto, que es lograr impactar en la comunidad donde cada una de estas entidades está trabajando, se desarrollan, se preocupan por su comunidad y no solamente prestan servicios sino que generan muchas acciones a la comunidad, en educación para la salud, generación de estrategias de autocuidado para su población.

Muchas veces el rol de las entidades de CEMPRA termina sustituyendo algún espacio no cubierto por el sector público.

El sentido federal, el rol de pyme y el sentido de camaradería y de solidaridad nos distingue y nos enorgullece pertenecer a esta cámara.

 

    

  

 

 

 

  

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